English cv French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic

1.

Oscuro es en la noche
el ruido celeste de sus pasos.
Tierra húmeda tú descubriste
durante un día de llanto.

Temida es la lluvia lúgubre
que la piel traspasa con sus clavos,
mantenida irreductible,
sobre tus párpados de infinitud.

Luce el valor en tu sajar
de guerrera incorruptible,
indestructible coraza.

Adicto a tu organismo
declarado abominable,
me diste vida y me mataste.

La filología del amor.

Estamos acostumbrados a automatizar sucesos de nuestra vida porque resultan cotidianos, repetitivos y generadores de rutinas. Todos los días salimos de nuestra casa, paseamos por la calle, vamos a la escuela, al trabajo, de compras... recorremos las calles rodeados de personas. Rostros que pasan desapercibidos y caras conocidas con las que paras a charlar porque hace tiempo que no ves. Gente con la que te cruzas pero preferirías no haberlo hecho. Todas estas situaciones se acumulan en nuestra cabeza de forma automática como hechos que pasan desapercibidos. Es algo corriente que torna en algo extraño cuando delante nuestra se encuentra esa persona.

Quizá observes a una chica leyendo tu libro favorito en la mesa de algún café. Tal vez te choques con un chico que va corriendo. A veces tan solo un cruce de miradas es suficiente para cortar de raíz la monotonía a la que nos somete la vida. Una sonrisa, unos ojos e incluso un choque inesperados propician la desautomatización en nuestras mentes. El formalista ruso Shklovski decía que la imagen poética sirve al poeta para singularizar y hacer extraño al objeto que se refiere, provocando en el lector un extrañamiento que le conduce a observar lo que se dice y como se dice. Yo tengo la teoría de que el amor nos produce esta sensación. Vivimos en sociedad pero siempre hay alguien que destaca por encima de todo eso, a veces es algo momentáneo, un instante que nos saca de ese estado automático por el que se rige nuestro cerebro desde que despertamos hasta que volvemos a dormir. Estas coincidencias no son las únicas, cuando pasas tiempo con esa persona empiezas a estudiar sus gestos, a prestar atención a su boca, sus ojos y sus manos; sin darte cuenta empiezas a hilar las partes de su cuerpo en tu cabeza y dibujas imágenes perfectas en la noche. Incluso cuando es duradero sigue habiendo gestos que te chocan y sacan esa visión poética de tu corazón. Un beso, un abrazo inesperado o una caricia nos pueden despertar del letargo mental.

No es invención, es la capacidad humana de hacer versos comprensibles para tratar de dar sentido a algo tan abstracto e intangible como el amor. Todos en el fondo tenemos esta visión poética porque en el fondo todos sabemos amar, aunque sea a nuestra manera.

Ocupa en el vacío

El pez de color nada en un mar oscuro. Él brilla  y quiere alumbrar todos los rincones del océano. Puede ver pero le duele abrir los ojos sin que el agua le moleste. Todo aquel lugar es un cementerio de ciegos animales que no tienen acceso a su luz, resulta triste. El reflejo se encuentra detrás de las pupilas cerradas de todos aquellos a los que va dejando atrás.

¿Dónde están los que le vieron brillar y se acercaron a su luz?
¿Dónde el fulgor, la alegría que le hacían de veras resplandecer?

Sigue nadando siempre a contracorriente pero sus aletas están cansadas y no puede continuar. Se deja llevar y otras luces se contemplan lejanas pero también un ser maligno a través de la oscuridad. Ahora en estómago de ser con grandes fauces y tripa caliente se siente resguardado pero la bilis le consume. Hubo días en los que podría haberle cegado para escapar pero ya no hay poder claro ni fuerza en los costados para intentar salir.

Así el pez perece en aquel gran mar lúgubre
siendo ocupa del vacío.
Nadie.


Winter Girl.

La sombra cautivadora y exenta de prejuicios es el mejor cobijo para el amor silencioso. Llegó la mano en plena noche a erizar la piel de mis entrañas. En el frío de mi cuerpo se prendió una hoguera y los hilos de agua empezaron a fluir lentos por mis venas. El hielo se derrite, todo lo helado empieza a desvanecerse. El frío ardiente ahonda en mi vacío y me pregunto si de verdad quiero que esa sensación desaparezca, si quiero, que todas mis partes destruidas y estáticas vuelvan a flotar en el mar de mis sentidos.

En aquel lugar, en medio de la nada me dejé llevar por ti y tus manos escribieron poesía por mi espalda. Allí, lejos de la realidad me hiciste tuya. Volví a nadar y a flotar en el agua de mis recuerdos, de todo lo amargo y lo dulce pero de forma diferente a como mil veces antes había hecho. Ya no me muevo en círculos si no que avanzo siempre de frente hacia donde me lleve el corazón y el viento.



Sensaciones vírgenes hasta verte reír.

Hay cuerpos que cobijan y cuerpos que dejan al raso. Hay risas incontenibles y risas forzadas. Existen grandes diferencias en la estética. Diferencias de estilo medibles por quién bien nos conoce.

Contigo soy firme, también dura como una piedra. Soy un millón de pedazos de una cordura rota por el calor. Soy todo lo que siempre quise. Tú eres la caricia suave en las costillas, el roce de mejillas, el beso que evoca el buenos días. Y nosotros tan jóvenes... tan vivos... somos una mezcla de cariño, deseo y rabia. La radiante frescura de los veinte. El espíritu revolucionario. Las palabras indecentes en lugares de bien. Las miradas perdidas entre cuatro ojos pero también las miradas obscenas con complejo nudista. Somos cuando estamos juntos más nosotros mismos de lo normal. Eso me encanta.

Un huracán capaz de devastar cualquier obstáculo. La guerra empieza en tus labios y solo puede ganarse al invadir tu corazón. Amor lo llaman. Yo lo llamo .

Hija de una bala perdida.

Ella es producto de un error de laboratorio travieso abierto en altas horas de la madrugada. Al fondo entre el cariño y la sorpresa se gestó una mente repleta de ideas hambrientas y descabelladas. Madre y padre lo sienten igual. Es un error que tendrán que enmendar.

Anécdotas infinitas sobre cuentos tristes. Lágrimas de pérdida por jugar al escondite. Vacíos deshumanizantes en aquel espacio reducido. Cuando todo era oscuridad nacieron un cuerpo y cuatro extremidades flojas que tornarían finas con el tiempo. Al menos sus piernas salvaban la horrible imagen que aparecía cuando se miraba en el espejo. Sus piernas sin duda, eran algo que merecía y quería cuidar. Así vivía, junto a gente que solo señalaba  con el dedo, rodeándola con palabras que eran puro veneno.

Un fallo era la opción más razonable del porqué de su existencia. Un error suscitaba una lógica creíble de la vida que había tenido, de las penas que golpearon su mente y su cuerpo durante años.


Mi corazón era inmarcesible por mi juventud y estupidez, pero en mi interior he pasado años vacía como un agujero negro. La profundidad me ha querido engullir de dentro hacia fuera. Tal vez llegué a ser más frágil que el cristal y más pétrea que el diamante en cuanto a sentimientos. Quizá nunca aprendí a querer como se debe ni a odiar como se debe. La limerencia me perdió. Ahora se sentir, todo producto del daño. Serendipia.

No quiero seguir el castigo impuesto de quién nace sin premeditación. Quiero luchar para volar alto y no consumirme en un mar eterno por mi talasofília. Soy la hija de una bala perdida en medio de una batalla que no quería librarse y costó más de cien mil vidas.

Melancolía de calor

Añoro los lugares que surgieron con tu espalda. Los paisajes nevados contemplados a través de la ventana de tus ojos mientras me abrigaba el calor de tu cuerpo. Sueños que son irrealidad. Aberturas causadas por el dolor. Un sueño en el que caminamos en círculos uno tras otro sin discusiones, rodeados de polvo y cenizas residuo de la destrucción. Las guerras asolaron los valles que plantamos por medio de palabras. El fuego es bello en todas sus manifestaciones. Destruye. Devasta todo lo herbáceo a su paso.

Los baños implosivos del corazón cuando sonaban tus gritos eran una tormenta que me hacía mantenerme vivo. Y ahora triste. Desolado. No encuentro el camino de vuelta a la pradera que besé en tu piel. Doy bandazos en busca de la boca que me condenó a buscar un mundo similar al que querer ver germinar mis flores.


No puedo derruir el pasado ni forjar un nuevo presente. Ella ya no me espera. Es algo que jamás querré aprender.

Crash Crash

Hoy ha venido muerte y le ha dado una patada a mi cabeza. Me dijo que era hora de partir y recordé el tiempo pasado. Mis ganas de hundirme en la profundidad del mar, aguantar las ganas de respirar hasta desfallecer. Hoy he pensado en la friolera de veces que mire al vacío y quise tirarme; en las noches que deseaba asfixiarme entre el colchón y las sábanas. Todas las mañanas en las que confié en que me pudriría bajo el sol.


Es tan solo mínima, la diferencia entre estar vivo o muerto; unos muertos en vida otros viviendo aunque están muriendo. No tiene nada que ver con estar encima o debajo del suelo. Es simplemente el paso entre un corazón que late por algún motivo y uno que lo hace por pura rutina hasta que se consuma el tiempo. No hay nada más oscuro que ser parte de la rutina del propio mundo. 

Versos que se escapan desde alguna boca muda.

El pasado me ha pesado, por suerte lo he superado. He matado y he llorado por unos mismos míseros labios. Vacíos. He caído en la perdición, en el colchón de lágrimas que fabriqué en mi habitación. La vida entonces era solo oscuridad con pequeños fogonazos que se hacían vislumbrar; para despertar en mí la libertad. Independencia. Una escapada a la miseria que provocaba mis histerias y la insana sensación de que nada valía la pena. Rodeada de negrura, sin saber donde mirar. Me sentía tan perdida; no podía despertar. Envuelta en cuatro paredes dispuestas a aplastarme y no dejarme respirar. La realidad.

¡Golpes!¡Oigo golpes! El suelo que piso comienza a temblar. Estruendos incesantes. No sé que estará ocurriendo pero me duelen los oídos al escuchar todo este escándalo. Te veo. Los veo. Miles de agujeros cubiertos de polvo de los recién creados huecos. Me asomo, veo tu inocencia palpable; sucumbo a tus encantos sórdidos y sucumbo a aquello que me mató poco meses atrás.


Detesto caer en tópicos, pero quiero ser astronauta por las marcas de tu piel y aterrizar en tus pestañas. Y vivir, y matar, y morir. Revivir de lo malo. Crecer de las cenizas que dejó en mí el fuego cuando me apuñalaron.